Dentro de la antigua historia mesoamericana, destaca una importante civilización, la Olmeca, un pueblo enigmático que surgió durante el año 1200 a.c., en la cálida región costera del Golfo de México, y cuyo significado es “habitante de hule”, un pueblo que fue pieza clave en el desarrollo de las sociedades del preclásico. 
Una de las características que predomina en la escultura olmeca, son las figuras humanas, que por lo general, están sentadas con las manos a manera de descanso. El famoso “luchador de Santa María”, figura destacada de esta cultura, fue encontrada en las riberas del Uxpanapa, en el Estado de Veracruz, su altura alcanza apenas los 66 centímetros, y es una obra de arte que resalta la musculatura masculina, en la cara se detalla el bigote y la barba, su cabeza está rapada, y su actitud es de gran tensión, como si pareciera listo para el combate. Esta estatuilla representa a un luchador practicando la actividad, para los olmecas, la actividad física tenía un gran significado, de ahí nuestra herencia para edificar el futuro deporte nacional. 
Por ello, en septiembre de 1982, por acuerdo del Consejo Directivo de la Confederación Deportiva Mexicana, A.C., se nombró a una comisión de trabajo que propuso el trofeo más valioso de la CODEME; como resultado aprobado por la Asamblea General de Asociados, se instituyó la estatuilla “Luchador Olmeca”, que según el dictamen, sería entregado anualmente a los deportistas más destacados y a las personas que por sus acciones a favor del deporte lo merecieran.
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